El Enfermizo Vicio y Adicción al Sistema Gobierno a Gobierno (G2G)

Perú único país que se declara incapaz de conducir sus propias inversiones en infraestructura

Por German Loyaga Aliaga

Periodista especializado en economía

De un tiempo a esta parte autoridades y funcionarios que ocupan altos cargos en la conducción del país y que tienen un desconocimiento pleno sobre el manejo y ejecución profesional de inversiones se han quedado sin argumento alguno para justificar su incompetencia y falta de gestión de capacidad en tomar decisiones. Prácticamente se han declarado incapaces para resolver todo aquello que normalmente ocurre en todos los países del mundo, el paso de la preinversión hacia la inversión en obras de ingeniería, y buscan tratar de explicar su incapacidad en estos temas, recurriendo a mañosos argumentos, como culpar a una enésima versión de la Ley de Contrataciones Públicas de Obras; buscar culpar a terceros de su incapacidad e ineficiencia para el cargo que ocupan al no tener conocimientos ni experiencia en ejecución de obras públicas o privadas. Como resultado, inventan pócimas y recetas extrañas en desuso, y que muchos países ya abandonaron como las Asociaciones Público-Privadas (APPs) para inversiones que necesitan de un alto cofinanciamiento o subsidio estatal o como en el caso del Perú, o lo que es peor aún inventan un sistema que ningún otro país, dentro de los 194 países existentes en el mundo, ha adoptado para este tipo de obras y que se llama Gobierno a Gobierno (G2G) o Estado a Estado.

Mediante este sistema G2G el Perú declara al mundo su incapacidad para administrar o gestionar los proyectos de infraestructura y servicios que impulsen su propio desarrollo, olvidando que el Perú conmemoró este año 202 años desde la proclamación de su independencia en 1821. Existe un elevado número de universidades de ingeniería, entre ellas la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) fundada en 1876, así como la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) fundada en 1917, y otras que han formado a lo largo de su historia a más de un millón de excelentes ingenieros peruanos en todas las especialidades, que han alcanzado no solo notoriedad nacional sino internacional muy reconocida y que han sido los ingenieros peruanos los gestores y autores de los más de 1,000 a 1,500 millones de millones de dólares que actualmente el Perú tiene como patrimonio nacional de infraestructura y servicios, que todos los peruanos podemos utilizar y disfrutar diariamente, y que nos ofrecen calidad de vida de alto nivel. Si existen muchos proyectos trabados, ello no se debe a que los ingenieros peruanos sean de baja calidad e incapaces de realizarlos, sino más bien a la incapacidad en gestión de quienes desde hace ya decenios no han sido capaces de tomar las decisiones correctas para la ejecución de estos proyectos de ingeniería y construcción.

El Colegio de Ingenieros del Perú reporta que en la actualidad existen más de 320,000 ingenieros colegiados a nombre de la Nación en todas las especialidades y con amplio conocimiento y experiencia de nuestra realidad, así como la muy difícil orografía del Perú, con características propias que profesionales de otros países no conocen. Un ejemplo es el hecho de que en tan solo una franja a lo largo de la costa peruana de apenas 75 kilómetros de ancho se puede descender desde aprox. 5000 metros de altura hasta el nivel del mar, con ríos que se tornan torrentosos y huaicos que arrasan con todo lo que está frente a ellos. Ciertamente se adiciona a ello, el hecho de ser considerado como uno de los países de mayor riesgo de sismos y tsunamis en el mundo, entre otras muchas características, como por ejemplo la carencia absoluta de piedra en nuestra selva amazónica, que es el mejor material para la construcción, que además posee ríos con abundante caudal y diferencia de nivel. El conocimiento y experiencia en toda esta realidad del entorno, es un atributo singular que conocen muy bien los excelentes ingenieros peruanos.

El Perú es el único país en el mundo que denigra a sus propios profesionales de ingeniería y les dice con sus actos, que ellos no son capaces de llevar adelante los proyectos de inversión del Perú, y que por tanto se encargarán a Gobiernos e ingenieros extranjeros, dentro de una política ignominiosa e innecesaria de colonialismo tecnológico. Sin embargo, la experiencia nos hace ver cómo junto a estos convenios de Gobierno a Gobierno, vienen adosados conceptos como: secretismo; falta total de transparencia; cero rendimiento de cuentas; ninguna información previa disponible a instituciones tutelares de la Nación y a la sociedad civil que puedan verificar la correcta concepción y diseño de las obras frente a los riesgos de los fenómenos naturales extremos como en este caso es el Colegio de Ingenieros del Perú, y con ello poniendo en riesgo la integridad de las obras y la vida de los usuarios peruanos.

Tampoco lo informan a otras instituciones como el Colegio de Arquitectos del Perú, y en la creencia que como son G2G, no obstante los contratos que se firman con empresas de dicho gobierno, va a existir una supuesta inmunidad diplomática sobre la base que el Perú no podría enjuiciar al Gobierno extranjero, y que ese manto de impunidad se transmitirá hacia las empresas extranjeras que llegan como acólitos del Gobierno extranjero, y también en la creencia de los funcionarios públicos, que ese manto de impunidad también sería un blindaje que les podría alcanzar a ellos, pensando que la Contraloría de la República no podrá responsabilizarlos por sus actuaciones.

El Perú ya ha tenido resultados, por cierto altamente fallidos, de este sistema de contratación de los llamados PMO extranjeros, cuyos resultados han sido inmensos fracasos, sobre todo porque se le vendió a la ciudadanía como que en virtud de aquello, las obras estarían exentas de corrupción; se entregarían en los plazos contratados sin ningún costo adicional por encima de las cantidades señaladas en los Expedientes Técnicos; que los Expedientes Técnicos serían de altísima calidad; y que las normas aplicadas –ya no peruanas, sino de los países a los cuales se les adjudicarían las obras- garantizarían que ello fuera así. Los resultados obviamente muestran que, en todos los casos, no han cumplido con estas expectativas, y los honorarios cobrados por las empresas protegidas por esos Gobiernos extranjeros más bien han sido altísimos.

El Colegio de Ingenieros del Perú, así como los Consejos Departamentales del Colegio de Ingenieros donde esta modalidad se ha implementado, han emitido sendos pronunciamientos denunciando los muy deficientes resultados de cada uno de los proyectos G2G, inclusive en la Reconstrucción con Cambios, en los cuales un simple ciclón como Yaku, que ni siquiera llegó a entrar en las costas de nuestro territorio, causó inmensos daños destructivos a la poca infraestructura que se había rehabilitado en el norte del país. No se realizó en los últimos 7 años Obras de Prevención definitivas que otorguen la seguridad que se buscaba en la Reconstrucción con Cambios; no obstante se han gastado más de 21,000 millones de soles sin lograr protección alguna por estas obras de prevención; los hospitales que se han contratado por la Autoridad para la Reconstrucción con Cambios, así como los que se han encargado al PMO francés, también han sido un rotundo fracaso desde el punto de vista de costos y plazos, y el aeropuerto de Chincheros sigue teniendo muchísimos problemas para su diseño y construcción, y que no hablar del proyecto de la Nueva Carretera Central a cargo del PMO francés que tiene muy serías observaciones desde el punto de vista técnico, normativo y económico, expresadas por el Colegio de Ingenieros del Perú.

Más allá de la injuria que este sistema significa para la ciencia, la ingeniería y la construcción en el Perú, se sigue insistiendo en este oneroso e ineficiente sistema, que se reitera ningún país del mundo, ni aquellos altamente atrasados, utilizan para sus nuevos proyectos, sin hacer además un previo análisis de los resultados, beneficio-costo, calidad de proyectos bajo este sistema. Se debe obligar a que antes de proseguir, el propio Poder Ejecutivo, bajo su responsabilidad, realice una evaluación del beneficio-costo y los resultados obtenidos, a través de instituciones como por ejemplo la Contraloría General de la República; que los proyectos antes de pasar de la etapa de pre-inversión a inversión, sean de conocimiento público de la sociedad civil, como lo son otros tipos de modelos de contratación, desterrándose secretismos, falta de transparencia e impunidad.

El Congreso debe asumir su rol de fiscalización y defensa de los intereses nacionales, exigiendo este tipo de evaluación, previa a cualquier autorización de continuación de este sistema, y que cada vez que se pretenda utilizar se requiera una autorización previa que demuestre fehacientemente que la ingeniería peruana no está en capacidad técnica de hacer este proyecto, y que se garantice resultados positivos del mismo, exigiendo que las empresas extranjeras que vienen a prestar estos servicios estén sujetas al análisis y escrutinio como que fueran cualquier empresa nacional en el Perú, ya que esos proyectos constituyen patrimonio del Perú y son pagados con los impuestos de todos los peruanos.

Lamentablemente, todavía existen muchas autoridades peruanas que han olvidado que ya no cantamos la primera estrofa del Himno Nacional cuya letra reza: “Largo tiempo el peruano oprimido la ominosa cadena arrastró; condenado a cruel servidumbre largo tiempo en silencio gimió”, sino que cantamos la última estrofa cuya letra dice: “En su cima los Andes sostengan la bandera o pendón bicolor, que a los siglos anuncie el esfuerzo que ser libres, por siempre nos dio”. Vale decir, ya no estamos sujetos a un yugo extranjero, somos una Nación Libre con 33 millones de peruanos para ser los gestores y autores de nuestro desarrollo y progreso, y debemos hacer respetar esa independencia en todo nivel.

Peter Drucker decía “Se puede decir que no hay países subdesarrollados, sino mal gestionados”, y todo indica que eso ocurre en el Perú, sino como explicar el G2G; y frente a ello el gobierno tiene la gran oportunidad de demostrar lo contrario. Por ahora, la incapacidad y la falta de gestión de los altos funcionarios del Estado demandan que den un paso al costado por el bien del país, y dar la oportunidad a ingenieros y arquitectos peruanos de aplicar toda su sapiencia, conocimiento, experiencia técnica y de gestión de inversiones; pero sobretodo que NO TENGAN MIEDO a tomar decisiones propias y evitar escudarse en terceros, para beneficio del Perú.